De acuerdo a un informe de Infobae, la decisión está casi tomada por el presidente Mauricio Macri y su ratificación cristalizará a pleno el nuevo mapa geopolítico que se impone en la región.
El análisis que se está haciendo antes de tomar esa decisión son los efectos que podría tener, ya que podría generar un rebote en otras administraciones enfrentadas con los países de izquierda nucleados en el ALBA, que tienen desde hace muchos años un manejo bastante controlado de la Unasur. Entre los puntos que considera Macri, está -por ejemplo- que los países del ALBA que integran Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ecuador y Bolivia se opusieron a la candidatura de José Octavio Bordón que propuso la Argentina como secretario general de este bloque regional.
A la vez, como presidencia pro témpore de la Unasur este año la Argentina había propuesto un plan de acción con proyectos de infraestructura, interconectividad, acuerdos comerciales y otros esquemas de confluencia regional que quedaron frenados por la oposición acérrima de los países de tinte chavista.
A eso suman problemas administrativos con retrasos en el pago de los empleados burocráticos apostados en la sede central en Quito y los proyectos de producción comunes están archivados.
La Unasur se creó el 23 de mayo de 2008, cuando se aprobó el Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas, en el cual se designó como sede permanente de la Secretaría General a Quito y del Parlamento a Cochabamba, Bolivia. El organismo recibió gran apoyo por parte del Kirchnerismo.